Las alergias y las intolerancias a los alimentos se han convertido en un verdadero problema de salud pública y un motivo de preocupación para los consumidores, porque afectan a la calidad de vida de las personas que las padecen.

En los últimos años en España, el número de afectados ha aumentado considerablemente: entre un1,4-3,6 % de adultos y un 5-8% de niños son alérgicos. La frecuencia de reacciones de intolerancia a alimentos es de 5 a 10 veces mayor.

La intolerancia alimentaria es una reacción adversa que se caracteriza por la incapacidad para digerir o metabolizar un alimento, aunque sin respuesta inmunológica del organismo (excepto en enfermedad celíaca). Puede ser de causa enzimática, farmacológica o indeterminada.

Se puede manifestar principalmente con náuseas, diarrea y dolor abdominal y en algunos casos, con déficit de vitaminas y desnutrición. A diferencia de la alergia, las personas con intolerancia pueden ingerir pequeñas cantidades del alimento sin que se produzcan síntomas, ya que las reacciones son “dosis-dependientes”: las manifestaciones clínicas son tanto más intensas cuanto mayor sea la cantidad de alimento ingerido.

Las intolerancias más habituales son a la lactosa y al gluten. La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente al gluten, en personas predispuestas genéticamente, que tendrán que tomar una dieta sin gluten durante toda su vida.

La alergia a alimentos es una reacción adversa de tipo inmunológico ante una sustancia (alérgeno) inofensiva en no alérgicos, que puede ser INMEDIATA (la más grave, mediada por Inmunoglobulina E) o más leve (no mediada por Inmunoglobulina E), que provoca síntomas digestivos y cutáneos leves o moderados (por ej. enterocolitis).

La persona reacciona exageradamente al contacto, ingestión o inhalación de un alimento o derivado, o de un aditivo que contiene el alérgeno (una proteína) y se pueden dar desde reacciones leves (erupciones, urticaria, picor, tos, asma, diarrea o vómitos) a reacciones graves o muy graves (desde dificultad respiratoria, hipotensión, opresión torácica, palpitaciones o mareo, hasta shock anafiláctico con riesgo de muerte), como ocurre en la alergia inmediata tras un segundo contacto con ese alérgeno. Una pequeña cantidad del alérgeno puede provocar una reacción alérgica exagerada.

Los alimentos con más alérgenos son la leche de vaca, el trigo y otros cereales, los huevos, el pescado, los crustáceos y los mariscos, las frutas, las leguminosas (en particular cacahuete y soja), las nueces y otros frutos secos, las hortalizas (apio, tomate), y  algunos aditivos alimentarios (sulfitos, tartracina, glutamato).

La prevención de las alergias alimentarias se basa en identificar a los niños con alto riesgo de presentarlas (por antecedentes familiares) y en la modificación de la dieta, evitando  prácticas que faciliten que se desarrolle la alergia, y que serán indicadas por su médico o pediatra.

El tratamiento de la intolerancia será limitar la ingesta o eliminar el alimento que la provoca. En la alergia hay que eliminar completamente el consumo del alimento que causa los síntomas.

Muchas personas, tras varios años de supresión en la dieta, pueden volver a tolerar la reintroducción del alimento al que estaban sensibilizados. Esta prueba de tolerancia o desensibilización debe realizarse bajo supervisión médica.

En cuanto al tratamiento farmacológico, el médico informará a la persona alérgica sobre cómo tratar los síntomas en caso de ingestión accidental, con fármacos antihistamínicos, broncodilatadores y/o corticoides. Existe también tratamiento inmunoterápico con vacunas específicas según el tipo de alergia.

Además, es imprescindible la educación de la persona alérgica y de su familia por parte del personal sanitario para cumplir correctamente la dieta de eliminación y reconocer posibles fuentes ocultas del alérgeno (consecuencia de contaminación por la manipulación de los alimentos) y los síntomas que provoca su ingestión accidental y cómo tratarlos, así como conocer qué es y cómo tratar la anafilaxia, la reacción alérgica más grave y que puede poner en peligro la vida de la persona. Esta información se puede ampliar en la web www.aepnaa.org

La guía “Compra segura de alimentos cuando se tiene una alergia o intolerancia alimentaria” (disponible en www.madrid.org) informa a las personas afectadas de las precauciones al hacer la compra de alimentos o al consumirlos en bares o restaurantes, como revisar completamente las etiquetas y solicitar información a los vendedores o personal de restauración en alimentos no envasados.

Para lograr una escolarización segura del niño/a alérgico/a, los padres deberán informar al Centro Escolar sobre las intolerancias y alergias y activar los protocolos adecuados. La web de la Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex ofrece mayor información al respecto (www.aepnaa.org).

No olvidar que, a pesar de la información que podemos obtener en distintos medios, siempre debemos ponernos en manos de un especialista para conseguir una atención segura y adecuada.

Alergias e intolerancias alimentarias